Aunque el uso de los arcos en la arquitectura se remonta al II milenio a. C., fueron los romanos quienes los consolidaron como elemento de ingeniería y símbolo de las victorias militares, que ahora vemos en exceso como arcos conmemorativos. Poco después, diferentes civilizaciones y culturas adoptaron el arco para sus propios fines, uniendo la necesidad estructural y la estética. En este artículo, veremos cómo los arcos pasaron de ser elementos estructurales significativos a cautivadores detalles decorativos.

Al igual que la función de los arcos evolucionó a lo largo de los años con las distintas civilizaciones, su forma también cambió. Los romanos utilizaban el arco de medio punto para sus puentes y grandes estructuras, mientras que los abasíes (un califato que gobernaba las regiones árabe, persa y mesopotámica) optaron por el arco apuntado, relacionado más a la religión y la grandiosidad. Tras su uso en las mezquitas, los arcos apuntados se generalizaron en las catedrales de la Europa medieval y se convirtieron en bóvedas, transformándose ambos en elementos de diseño esenciales en la arquitectura gótica. Los arcos escarzanos se introdujeron durante la Edad Media, optimizando las construcciones de puentes por su capacidad de carga. En los siglos XIX y XX se utilizaron los arcos catenarios, que hicieron que el arco pase de ser una hazaña estructural a una arquitectónica, como se ve ampliamente en la arquitectura de Gaudí. En los tiempos modernos, los arcos se han explorado y manipulado aún más, adoptando numerosos estilos y nuevas funciones.

Estructura

Desde las primeras civilizaciones, los albañiles han aprovechado las capacidades estructurales de los arcos y han construido estructuras monumentales que aún siguen en pie. Desde el punto de vista de la ingeniería, los arcos se consideran más ventajosos que los dinteles y las vigas horizontales debido a que pueden ensamblarse con menos material y son capaces de abarcar aberturas más amplias. La razón es que la presión que se ejerce hacia abajo empuja las dovelas (las piedras que forman la forma del arco) juntas y hacia abajo, hacia los voluminosos soportes verticales, en lugar de hacia fuera. En el caso de los soportes verticales más delgados, las filas repetitivas de arcos y sus soportes verticales se alinean consecutivamente, lo que permite distribuir el peso impuesto entre la arcada (serie de arcos). En la actualidad, los proyectos de reutilización adaptativa optaron por la rehabilitación de estos arcos y bóvedas, manteniendo sus fines estructurales pero con un refinado acabado contemporáneo.

Aberturas en la fachada

Varios proyectos de reutilización adaptativa dejaron intacta la forma de sus puertas y ventanas arqueadas, tendiendo un puente entre lo histórico y lo contemporáneo. Este estilo de diseño antiguo/nuevo crea un equilibrio entre las características tradicionales que irradian calidez y familiaridad, y los elementos modernos que irradian vanguardia y dinamismo. Dado que la arquitectura moderna encarna estructuras geométricas mínimas y lineales, la adición de aberturas en arco crea un contraste visual, animando la fachada y la estructura en su conjunto. En algunos proyectos residenciales, los arquitectos describieron las ventanas y puertas arqueadas como “un enfoque amigable para los niños, añadiendo curvas a las paredes y brindando una ventana arqueada para cada pequeño”.

Pared / Tabique

Otra forma en la que los arquitectos y diseñadores han implementado los arcos en sus diseños es en los interiores. Como ya se ha dicho, los arcos tienen grandes características de carga, por lo que las paredes y tabiques interiores arqueados no suponen ninguna limitación estructural. En cambio, el diseño actúa como una intervención suave que no es demasiado imponente o disruptiva para el espacio, abriendo dos áreas juntas mientras se mantienen sus respectivos límites.

Motivo en la pared

En los proyectos en los que el espacio es limitado, los diseñadores añaden una “falsa pared” adicional justo delante de la existente para crear una ilusión de doble espacio y profundidad. A menudo, estas falsas paredes difieren en escala y acabado para resaltar el contraste entre ambas. En este caso, sin embargo, estos motivos tienen una responsabilidad mínima o nula a la hora de soportar el peso del techo que tienen encima, ya que se utilizan principalmente con fines decorativos o conceptuales.

Instalaciones

Las instalaciones se basan en la primera impresión, por lo que el uso de instalaciones en forma de arco no es aleatorio ni casual. Además de los conceptos de diseño premeditados y de las razones mencionadas anteriormente, estas instalaciones se consideran estructuras acogedoras que establecen una continuidad visual y proporcionan un sentido de orientación a sus visitantes. Aunque los arcos puntiagudos se ven como extensiones verticales que guían la mirada hacia arriba, los visitantes siguen sintiendo que la estructura los abraza.

Muebles y accesorios

Cuando se trata de muebles, accesorios y adornos, los diseñadores han combinado todos los atributos de los arcos mencionados anteriormente y los han empleado en escalas más pequeñas. Ya sea por su estabilidad estructural o por su sentido del orden, los diseñadores han rendido homenaje a la arquitectura histórica a través de los elementos de diseño más pequeños, creando diseños interiores atemporales.

Arquitectura

Otra forma en que se han empleado los arcos en la arquitectura contemporánea es en la construcción, y este artículo no puede estar completo sin ver estos proyectos y cómo han impactado en el espacio interior. El uso de estos arcos alargados y las bóvedas de cañón hacen que el espacio interior parezca un túnel, continuo y alargado, lo que da lugar a una perspectiva ininterrumpida desde el interior y lo conecta con el paisaje o escenario exterior. Además, las arquitecturas en arco se utilizaban con fines de ventilación, ya que permiten que el aire circule por el espacio con mayor libertad y abundancia. En algunos proyectos, se utilizaron como referencia conceptual a otros elementos, como iglesias y catedrales históricas, o para imitar “la experiencia visual y acústica del movimiento de las olas”.