Cuando se habla de agricultura urbana, las primera imágenes que aparecen son las de jóvenes con barbas (o rastas), bicicletas (algunas plegables) y perros (niños, pocos). Tomates, lechugas y cebollas plantados en solares entre edificios, patios comunales y azoteas.

Sin embargo, para alimentar a la totalidad de la población de una ciudad es necesario pensar más allá de granjas personales. Plantagon ha sido una de las entidades que ha abordado el problema con una solución innovadora.

si no podemos cultivar a lo ancho -porque requiere enormes cantidades de suelo- hagámoslo a lo alto… La propuesta, enmarcada dentro de lo que se ha bautizado como “agritectura”, tardó algunos años en tomar forma; hubo que esperar hasta 2008 para que Plantagon se constituyera como compañía y mostrara los primeros estudios de viabilidad de un tipo de edificio que puede ser parte de la solución para las crisis alimentarias del futuro. Se trata de construcciones de varios pisos que funcionan al mismo tiempo como edificio de oficinas o viviendas y como invernaderos verticales.

La gestión de los cultivos, que ocupan la mitad de la construcción, se realiza a través de robots que se encargan de que las plantas vayan ascendiendo desde el suelo a la parte más alta, hasta completar su ciclo biológico y ser recolectadas.